Cuando se cambió la Sede del Mundial Sub-20 de Indonesia a Argentina, me surgió la idea de poder ir a algún partido si Uruguay avanzaba, dependiendo de las sedes que se eligiesen.
Tras una primera fase donde Uruguay venció sin mayores dificultades a Irak y Túnez y perdió con Inglaterra, el segundo puesto del grupo lo puso a enfrentar a Gambia en Octavos, al cual le ganó con dificultades pese a tener un jugador mas durante casi un tiempo.
Uruguay estaba entre los ocho finalistas, pero el juego no convencía y muchos delanteros estaban lesionados , sumado a la suspensión de Luciano Rodríguez que había sido expulsado con Gambia, ante un Estados Unidos que venia con puntaje perfecto. Y si Uruguay pasaba a USA, se veía posiblemente a Brasil en Semifinales. Las perspectivas de ganar el Mundial eran pocas en ese momento.
Pero ocurrió algo inesperado, Israel sacó a Brasil del camino y era el rival del ganador de USA vs Uruguay. Nigeria había sacado a Argentina y Corea del Sur a Nigeria. Italia había sacado a Inglaterra. Todo un domino donde caían los mas difíciles. En ese momento personalmente veía a Uruguay en la final del Mundial si pasaba a USA.
A los pocos minutos Uruguay se puso en ventaja con gol de Anderson Duarte y administró el resultado. En el entretiempo revise el tema de las entradas, estaban ahí en la pagina de la FIFA, hice la cuenta en la página que las vendía y espere el resultado del segundo tiempo, si Uruguay ganaba ese partido me iba a Argentina.
Y así fue, el segundo tiempo Uruguay lo controló bien, USA casi no inquietó y cuando el juez terminó el partido, hice click en las entradas, que siempre suele ser lo mas complicado. Después para los pasajes y hoteles, había tiempo luego del partido.
Partí el Miércoles 7 de Junio desde las 13 desde Tres Cruces y llegué a las 18 a Buenos Aires, vía terrestre a Colonia y por barco de Colonia a Buenos Aires. Llegué a Puerto Madero y de ahí fui rápidamente al hotel donde me alojaba en Congreso, dejé las valijas y salí a comprar algunas cosas. Ya de entrada me llamo la atención los precios , eran menos de la mitad que Uruguay, en algunos casos la tercera y cuarta parte.
Para ejemplificar: una Coca Cola de 2 litros estaba alrededor de 300 pesos argentinos, o sea, menos del equivalente a 30 uruguayos, cuando en Uruguay no baja de 120 pesos uruguayos. Una empanada del gusto que sea costaba 200 pesos argentinos, o sea menos de 20 uruguayos, cuando en Uruguay, no baja de 80 pesos.
Volví al hotel, me mandé una ducha y me puse a mirar el segundo tiempo de Nacional vs Inter por Libertadores, pronto para descansar y reponer energías para el día siguiente en el que luego del desayuno, arrancaba el viaje a La Plata en un día increíblemente primaveral, tren mediante desde Constitución. Hacía muchísimo además que no subía a un tren, era algo interesante por si mismo también. Salí 3 horas antes del partido del hotel y llegué casi empezado el mismo. Las distancias son grandes y también en el trayecto de la Terminal La Plata hasta el Estadio Único había mucho congestionamiento.
La cuestión que ya estaba en la Tribuna Sur, donde había planificado desde el Domingo, así que quedaba el partido a ver que pasaba. Uruguay llevó bien el mismo y lo ganó en el segundo tiempo, en donde controló la ventaja sin sufrir demasiado, aunque un score de 1-0 no da nunca tranquilidad hasta que termine el partido, momento en el cual el festejo fue mesurado.
El regreso a CABA fue con muchos uruguayos en un ambiente de alegría con mesura, contando anécdotas de viaje y del partido, viendo que estaba pasando con Italia vs Corea, de donde salía el rival, en total unas 3 horas también, cansados pero contentos.
Viernes y sábado quedaba para visitar amigos y pasear lo que se podía, ya con temperaturas frías acordes a esta época. Fueron gratos reencuentros con gente que estimo mucho y que hacia mucho tiempo no veía.
La impresión que me generó esto es lo que decían todos los que han ido: todo mucho más barato que en Uruguay, la mitad o menos de precio. Otra cosa que me llamó la atención es la facilidad para desplazarse en medios de transporte público, lo señalizado que está todo en comparación con Montevideo, así como el precio de los boletos. Cargue por primera vez la SUBE unos 1000 argentinos (menos de 100 uruguayos) y si bien sabía que los viajes son muchos mas baratos que en Montevideo, pensé que era poco pero en realidad, fue hasta mucho.
Les ejemplifico esto: 2 viajes a La Plata en tren con ida y vuelta, mas alrededor de 10 o mas Subtes o colectivos en CABA, me terminaron de consumir solo unos 500 de los 1000 pesos argentinos, menos de 50 pesos uruguayos, el equivalente a un solo boleto en Montevideo. Debo decir también de la total amabilidad de funcionarios de cualquier lugar ante una consulta o de la gente de responder cualquier duda y dar las indicaciones para resolver las dudas que uno tenía.
Hasta que llegó el domingo, el día que podía ser de un intrascendente partido por el Tercer Puesto o una gran Final. Tenía esperanza pero temor de quedar cerca de la orilla una vez más. La frustración podía ser grande y posiblemente, era la ultima vez que podía ver a Uruguay Campeón del Mundo en alguna categoría. Sabía que era un regreso de 2 a 3 horas con euforia o tristeza, no había término medio.
Me vino a la mente la final en el Sub-20 de Malasia 1997, aquella fría madrugada del 05-07-1997 cuando ví con mi padre la final contra Argentina por la vieja y querida ITT en La Teja, en donde Uruguay empezó ganando con gol de Pablo García de tiro libre pero que Argentina lo dio vuelta. Fue una gran tristeza porque la Copa estuvo cerca mas allá de que se valoró haber llegado a la final, igual que en el 2013 cuando Uruguay perdió por penales con Francia o como en el Sub-17 del 2011, en la final perdida 2-0 contra México. Ni hablar la cantidad de Sudamericanos como el mismo del 2023 que se escaparon en la última fecha.
El partido fue distinto a como lo imaginé. Si bien Marcelo Broli tiene una intención de juego diferente a la tradicional uruguaya de esperar y ver que pasa sino la de ir a buscar, pensé que podía pasar algo parecido al ultimo partido con Brasil del Sudamericano en donde Uruguay jugó replegado y perdió muy cerca del final.
Pero no fue así, Uruguay fue a buscar desde el primer momento, el que jugó mas a lo Uruguay fue Italia, pero el gol no llegaba, lo cual me hacía pensar que todo podía ir a alargue y a los malditos penales a los que de ninguna manera quería que se llegase porque los antecedentes de Uruguay son malos en ese sentido (ver estadística) , hasta que vino la locura con el gol de Luciano Rodríguez en el minuto 85, pero que las nuevas reglamentaciones con el VAR, no te dejan celebrar como quisiera uno, porque siempre esta latente que se anule el gol.
El tiempo de revisión de ese gol, fue el único sufrimiento que tuve en los dos partidos, fueron 2 o 3 minutos largos de mucha angustia, porque si bien yo no había festejado el gol, los jugadores y la gente si, la pelota estaba en el medio y volver al 0-0 era algo que pensaba que iba a liquidar anímicamente e irritar a Uruguay, iba a ser durísimo para encarar el alargue con ese gol anulado, sumado a la anulación de la roja al jugador italiano que había ocurrido. De modo sencillo, si bien no era definitivo porque aún quedaban minutos, en mi mente se configuraron dos escenarios: si daba el gol, Uruguay iba a ser Campeón porque iba a poder sostener la diferencia y si lo anulaba el Campeón iba a ser Italia porque el golpe iba a ser tremendo para los jugadores uruguayos, por lo que cuando se validó el gol, recién ahí lo celebré, aunque quedaban 5 minutos y la adición, que fueron 11 minutos.
Era mucho tiempo, pero pasó mas rápido de lo que pensaba. Tal vez al tener el celular con pocas baterías que quería reservar para registrar eventuales festejos o necesidades a la vuelta y que las pantallas en las tribunas eran chicas y de mala resolución, además de que ponían 90 minutos fijos y después de eso no indicaba más a partir de la adición, hizo que no consultase el tiempo a cada rato y eso "hizo que pase más rápido", aunque el tiempo pasa de la misma forma obviamente, es todo cuestión de ansiedades.
El pitazo final trajo la locura: Uruguay era Campeón del Mundo Sub-20 y estaba ahí en cancha viéndolo, dos cosas que pensaba que no iban a pasar nunca a la misma vez. Obviamente no se movía nadie del Estadio, viendo el paso de los jugadores y la vuelta olímpica al grito de "Dale campeooooon" y la entrega de la Copa .
El camino de regreso para volver a Buenos Aires fue todo alegría, lleno de camisetas y banderas de Uruguay por la Avenida 32 de La Plata, como si estuviésemos en 18 de Julio. El destino quiso que el Mundial ganado se jugase en el país más cerca que podía tocar para que fuese igual a que fuese de Estadio Centenario, pero sin la presión que da la Localia de antemano. Eramos locales sin presión de ser locales, una situación parecida a las finales de la Copa América 1987 y 2011, donde Uruguay tenia mayoría de publico en el Monumental.
En el camino vi al "Colorado de Omar Gutierrez" y le pedí una foto, como tantos, jajaja un recuerdo más. La vuelta ya con todo mas calmo, reflexionado de lo que pasó y de lo que viene: de Tabarez, de Alonso, de Broli, de Bielsa, con un consenso: "Bielsa tiene un material para potenciar ". Los argentinos nos saludaban y felicitaban, a lo que retribuimos al buen gesto diciendo "las dos Copas del Mundo están acá en el Rio de la Plata".
Desde el punto de vista del análisis del juego, podemos decir que Marcelo Broli logró llegar a un punto de equilibrio optimo entre opciones que parecían dominar al futbol uruguayo, donde solo se podía "esperar y limitar al rival", "ir al ataque como sea" o "tocar la pelota indefinidamente sin ofender" . O sea, el "Julio Ribismo" , "Carrasquismo" o "Guardiolismo edulcorado", tres opciones que casi nunca consiguen logros internacionales pero que quienes defienden esas posturas, buscan interpretar la realidad de modo de hacer creer que lo que ellos dicen es la receta del éxito.
Broli hizo que Uruguay se pare bien defensivamente, pero sin resignar recursos ofensivos para lograrlo, sino más bien plantear los partidos buscando ofender al rival buscando asociaciones pero que no sean tocar 1000 veces la pelota a 50 metros del arco, teniendo la defensa bien parada y cuidando bien los relevos en caso que el que ofenda sea un lateral por ejemplo.
El esquema de Broli fue un 4-2-3-1, que no es más que una versión moderna del viejo y querido 4-3-3 que dió éxitos en la década del 80. La misma línea de 4 de siempre, con el doble volante ( el 5 y el 8 de antes), el 10 clásico con el "Cepillo" más dos por las bandas del "Cepillo" y un delantero neto. La diferencia es que el 7 y el 11 antes jugaban mas de punteros arriba con el 9 y ahora juegan mas atrás, mas en línea con el 10 que juega atrás del 9. El despliegue del 7 y 11 es grande, ya que cuando el equipo defiende, colaboran con el 5 y 8 en una primera línea de contención, por delante de la defensa pero cuando el equipo ataca, son las opciones por bandas para el 5, 8 o 10, para apoyarse con ellos o con el 9. Además de esto, Broli se las ingenio para remendar y mantener la idea pese a los lesionados y suspendidos.
De los lados de la inútil grieta instalada seguramente interpreten que Broli hizo lo que ellos dicen que hay que hacer. Como Uruguay tuvo buena defensa, argumentarán que ese fue la razón del éxito "volver a las raíces de defender bien y no creer que somos Brasil, porque quedo una vez mas demostrado que esa es la forma de ganar del fútbol uruguayo" porque es cierto, Uruguay mantuvo el arco en 0 en 6 de los 7 partidos, pero para ello, no necesito armar líneas de 5 como le gusta a los mas apegados al "Estilo Ribas", por decirlo de alguna forma. Uruguay tuvo posición ofensiva la mayor parte de los partidos y rara vez se metió atrás, siempre llego con 4 o 5 jugadores al ataque de manera rápida y vertiginosa, empardó y superó en posesión de esférico a los rivales, cosa que generalmente es al revés en selección uruguayas, entonces dirán los "Carrasquistas" que "dejo atrás el fútbol arcaico uruguayo de esperar, que nos tenia atrasado para hacer un fútbol moderno, al fin y una vez por todas". Uruguay no se metió atrás, es cierto eso, Uruguay no defendió con 9 atrás y dejó 1 arriba, pero tampoco cuando fue al ataque con 7 y quedando uno en el medio y dos atrás para el contragolpe rival como les gusta a los Carrasquitas "porque total si me hacen 3 goles, yo hago 4" o "prefiero perder atacando, que ganar defendiendo" como suelen decir los "Carraquistas". Recuerdo por ejemplo como Uruguay después de una gran remontada en Brasil con Carrasco de DT, yendo ganando 3-2 y quedando pocos minutos, Ronaldo le empata, tras agarrar a una defensa totalmente desarmada donde solo el "Pato" Sosa corría al delantero. Uruguay no gano ningún partido por 3-2, ni 4-3, salvo el primero fue 4-0, los demás fueron triunfos fueron cuatro veces 1-0 o una vez 2-0, los últimos minutos de los partidos plantó firme la línea de 4 y el equipo no se fue arriba dejando espacios.
También es destacable la figura de Diego "Ruso" Perez, jugador emblemático del Proceso Tabarez, muy querido por la gente. El Ruso representa la llamada "garra charrúa" que implica el dejar todo en la cancha, pero no la garra mal entendida que es pegar patadas, agredir al rival o hacerse expulsar. El Ruso es el complemento ideal para Broli, para transmitir las buenas cosas del ciclo de Tabarez del que fue parte como jugador.
Las perspectivas para el futuro son buenas, pero no hay que confiarse. Como decía antes, Uruguay supo llegar a finales Sub-20 y eso no se transformó en éxitos en la mayor. La Generación Malasia 1997, pudo posteriormente con algunos de ellos, devolver a la celeste a los Mundiales en el 2002 y no clasificar al del 2006. De la generación 2013, muy pocos llegaron a la mayor y si bien el Mundial 2018 fue correcto, poco tuvo que ver la generación esa ni tampoco en el 2022. Esperemos que muchos jugadores de esta generación se inserten en la mayor y aprovechen el aura ganadora. Una final se decide muchas veces por un gol, por un penal, pero la brecha entre ser Campeón y Vice es enorme, de cara al futuro.
Toco volver el lunes, Puerto Madero era como estar en 18 de Julio, todo celeste, Peñarol, Nacional. Las caras de alegría de la gente se palpaban, no había las tensiones habituales de las colas, todo el mundo se fue acomodando en el Buquebus hasta volver. La Copa ya estaba en la Calle Guayabo y cada uno tocaba volver a sus actividades de siempre en Uruguay.
1 Comentarios
Felicitaciones campeones. Me alegro que un futbolero como vos haya disfrutado el campeonato y estadia en Buenos Aires. Un abrazo desde Argentina
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